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La gestión de mantenimiento y la gestión de activos físicos son dos actividades interdependientes que interactúan de forma continua en las organizaciones, por lo que muchas veces se suele confundir sus funciones o roles. Por tal motivo, hemos creído conveniente conocer un poco más sobre estas actividades y sus diferencias.

Con el establecimiento formal de la Norma Internacional ISO 55000, empezaron a surgir confusiones entre muchas empresas, los cuales, incluso, han llegado a convertir el departamento de mantenimiento en una área de gestión de activos. Por lo que es muy probable que estas medidas les estén generando pérdidas en tiempo, productividad y hasta económica.

Hoy vamos a aclarar las diferencias entre estas dos disciplinas tan importantes para su organización.

 

La confiabilidad de los activos y el ciclo de vida de los activos

Para entrar en contexto, vamos a conocer antes sobre la confiabilidad y el ciclo de vida de los activos.

Una organización necesita que sus activos físicos se desempeñen de manera confiable para lograr sus objetivos empresariales. Así pues, un equipo de trabajo confiable viene a ser aquel que ejecuta su función cuando se le requiere y en su correcto contexto operacional. 

Por tanto, la confiabilidad de los activos físicos tiene que ser primero construida y luego sostenida durante todo su ciclo de vida. A continuación, veamos cómo funciona:

• Construyendo confiabilidad: Se inicia en la primera fase del ciclo de vida (en la fase de adquisición). Todas las decisiones que se toman aquí tienen un importante efecto en el desempeño y la confiabilidad del activo durante su ciclo de vida.
• Sosteniendo la confiabilidad: Esta etapa se enfoca en la operación y mantenimiento. Aquí empiezan a interactuar los equipos y el sector humano. Es decir, vemos cómo los activos son operados, mantenidos y renovados, por lo que tendrá un efecto de confiabilidad considerable durante su ciclo de vida.

¿En qué consiste la Gestión de Activos Físicos?

La norma ISO 55000, enfocada en la Gestión de Activos Físicos, provee a las organizaciones toda la orientación necesaria para la implementación de los objetivos. 

Según este estándar, un activo es “una cosa”, un elemento que tiene valor real o potencial. Estos activos físicos se clasifican en cuatro clases:

1. Planta central y producción: Industrias petroleras, de gas, químicas, mineras, manufactureras, farmacéuticas, de alimentos, etc.
2. Infraestructura: Vías ferroviarias, autopistas, telecomunicaciones, agua y aguas residuales.
3. Transporte: De uso militar, aerolíneas, transporte terrestre, naval y ferroviario.
4. Bienes inmuebles e instalaciones: Escuelas y hospitales.

La gestión de activos físicos gestiona todo el ciclo de vida útil de los activos. Es decir, se encarga de planificar y controlar todos los equipos, maquinarias, vehículos, instalaciones, inmuebles, materia prima, stock, etc., creando los planes estratégicos de operación, políticas, procedimientos y roles.

Asimismo, hay que tener en cuenta que la gestión de activos físicos no se limita a una área o persona en particular. Eso sí, esta área será quien determine las políticas y los tipos de mantenimiento que se implementarán en la organización (reactivo, preventivo o predictivo).

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¿De qué trata la Gestión de Mantenimiento?

Básicamente, el concepto de mantenimiento fue asociado con “reparación”, en un inicio éste era considerado por las industrias como un mal necesario. Pero, hoy por hoy, el mantenimiento reúne metodologías de prevención y predicción estratégicas, las cuales son consideradas como un factor clave de la competitividad mediante el aseguramiento de la confiabilidad.

Incluso, con la transformación digital, los consumidores y empleados exigen niveles tecnológicos en su entorno que les permitan interactuar mejor con las máquinas o equipos. Algunas de estas tecnologías innovadoras que ya es vienen aplicando son: internet de las cosas IoT, realidad aumentada, Cloud y Movilidad.

El objetivo de la gestión de mantenimiento es asegurar la disponibilidad y confiabilidad, cumplimiendo todos los requisitos de calidad, las normas de seguridad y medio ambiente. Se trata de evitar y revertir, lo más que se pueda, los efectos de desgaste en los activos físicos, basándose en 4 objetivos fundamentales:

1. Disponibilidad: Garantizar que los activos se mantengan en óptimo estado, evitando paradas no planificadas que puedan generar pérdidas económicas.
2. Confiabilidad: Garantizar que los equipos cumplan con las horas de producción planificadas, con el fin de generar valor dentro de la empresa.
3. Vida útil: Asegurar la efectividad de la gestión de mantenimiento para aumentar el tiempo de utilidad de los activos. De esta manera, se ayuda a cumplir los objetivos de producción y de crecimiento empresarial.
4. Disminución de los costos: Evitar las pérdidas y los gastos imprevistos, ya sea por la mano de obra mal asignada, por el tiempo de parada no programada o por las reparaciones reactivas.

En conclusión, la gestión de mantenimiento es responsable de establecer las tareas de mantenimiento sobre los activos físicos y asignarlas al equipo de trabajo más adecuado. También, debe controlar la correcta ejecución de las tareas y programar las actividades necesarias para el cuidado de los activos físicos.

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Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la gestión de mantenimiento y la gestión de activos físicos?

La Gestión de Mantenimiento no es gestión de activos físicos, pero si se encuentran íntimamente relacionadas.

La gestión de activos físicos se encarga del diseño y la alineación de las políticas para determinar la manera en que los demás departamentos de la empresa deben integrarse en un trabajo colaborativo para cumplir las metas de la organización. Donde, la gestión de mantenimiento es uno de los departamentos que se integra a dicho trabajo y alineado a los objetivos del negocio. Todo ello, ayudarán en el buen desempeño de los activos físicos, a disminuir los costos de operación y a maximizar el retorno de la inversión.

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